Para qué sirven las puertas cortafuegos

Las puertas cortafuegos son un accesorio de protección de gran importancia, y en el mercado podemos encontrarlas de diferentes materiales, ya sea metal, madera u otros, como por ejemplo el vidrio. Su principal utilidad, como es bien sabido, no es otra que evitar que los incendios se extiendan por un edificio, ya sea de viviendas, comercial, un centro de trabajo o de otro tipo.

Su eficacia e importancia en cuanto a medidas preventivas, como era de esperar, está haciendo que su uso esté en auge. Por lo tanto, es interesante conocer algunos aspectos básicos sobre este tipo de puertas.

Definición de las puertas cortafuegos

Como hemos apuntado, este tipo de puertas se diseñan de forma específica para un uso muy concreto: evitar que se extienda un incendio. Es decir, evitan que los fuegos se propaguen de forma rápida, ralentizando su paso, con lo que ayudan a que en una misma estancia o compartimento, como puede ser una planta, el incendio vaya a más.

De igual, manera, se diseñan buscando un fácil uso, con el fin de que su accesibilidad no comprometa que las personas puedan usarlas para salir por ellas en caso de ser necesario.

Así pues, definirlas significa, por un lado, hablar de esa función, así como dejar apuntado que también podemos encontrarlas con la denominación de puertas resistentes al fuego, concretamente con las siglas RF.

En cuanto a los tipos, también encontramos una amplia variedad, aunque las más habituales son las llamadas pivotantes metálicas. Son puertas que resisten temperaturas muy altas durante mucho tiempo, además de retener los gases para prevenir intoxicaciones.

Dependiendo de la resistencia de la puerta, se la da una categoría de seguridad u otra. Todo esto está regulado en la norma UNE-EN 1634-1. Si quieres conocer más datos, solo debes consultar esta norma, donde podrás encontrar toda la información de manera detallada.

Así funcionan las puertas cortafuegos

Habida cuenta de que este tipo de puertas debe actuar como barrera contra el fuego, humos y otros gases, precisa de una compartimentación para que el fuego no la pueda traspasar o, si lo hiciera, retrasar ese avance lo máximo posible.

De hecho, si el fuego es demasiado grande, algunas puertas no pueden con la situación, pero siempre ayudan más que si no las hubiera. Es más, el simple hecho de que existan puede salvar vidas, ya que da un tiempo de oro a quienes lo necesitan para no quedar atrapados en el fuego. Igualmente, los bomberos tienen más tiempo para llegar al incendio y apagarlo con éxito.

En cuanto a requerimientos técnicos, son puertas normalmente no están cerradas con llave y si lo estuvieran, su rápida apertura debe garantizarse. Igualmente, necesitan contar con un sistema de auto cierre. Por lo tanto, cada vez que alguien abra la puerta, se cerrará ella misma con el fin de que, cuando no se use, siempre esté cerrada, lista para ser eficaz.

Cómo son las puertas cortafuegos

Las características de las puertas cortafuegos son las apuntadas, de forma general, pero aún podemos hablar más sobre ellas para ser más concretos. En particular, estas puertas se diseñan para la sectorización de grandes huecos.

Por otra parte, disponen de diferentes posiciones para poder regularlas para un uso intensivo, con un funcionamiento manual, semiautomático o automático, aunque lo importante en realidad es que sea eficaz.

Es decir, que reúna una serie de requisitos como una adecuada instalación que la haga efectiva para resistir el paso del fuego y ser accesible. Actuar de parapeto requiere, entre otros aspectos, un cierre de máxima calidad, una condición que será posible lograr mediante un sistema garantizado de contrapeso.

Utilidad de las puertas cortafuegos

Como hemos visto, es importante que permita el acceso a personas pero que, sin embargo, impida que lo hagan gases y fuego. Es así que se precisa de una puerta bien sellada, razón por la que se deben pasar rigurosos controles de seguridad.

Clases de puerta cortafuegos

Sobre todo, en el mercado encontraremos dos tipos de puerta: la puerta de hoja y la puerta guía. En el primer caso, la puerta cortafuegos más común, estamos ante un diseño contruído con dos chapas de acero que cuentan con un relleno de lana de roca para aislarlas y evitar que las temperaturas pasen de una a otra.

La puerta guía, por otra parte, está fabricada con material galvanizado y también son muy resistentes al fuego. En función de las necesidades de cada espacio se decidirá cuál de las dos se precisa, o quizá se opte por algún otro tipo menos habitual.

¿Cómo mantener una puerta cortafuegos?

Tanto a la hora de su fabricación como de su mantenimiento, las puertas cortafuegos deben pasar exámenes severos. Una vez instaladas, si son puertas de calidad, no habrá problemas a la hora de pasar los controles regulares y, de tener que hacer su papel en un incendio, podrán ser todo lo eficaces que se espera.

Por supuesto, huelga decir que no deben tener ningún golpe, rotura, deformación o problema de instalación, así como tener en buen estado sus distintas partes, desde la capacidad de autocierre o el ajust e del marco y hojas hasta la cerradura, vidrios, manivelas, cierrapuertas, bisagras, juntas intumescentes y anti pánicos. De no ser así, debe actuarse de inmediato para solucionarlo.

Si nos preguntamos cuál es su durabilidad, la respuesta es variable, pues depende del tipo de puerta de que se trate y de su uso, pero por lo general su vida útil es de un máximo de 20 años. A mayor uso, lógicamente, menos durabilidad.

Es mucho lo que está en juego con este tipo de puertas: la seguridad de las personas, y por lo tanto, hay que ser muy escrupulosos a la hora de repararlas, además de los requerimientos legales, que exigen controles de mantenimiento. Básicamente, hay que recurrir a profesionales que sepan hacerlo con garantías, así como utilizar piezas originales de repuesto.

Partes de una cerradura

En este artículo podrás aprender las diferentes partes de una cerradura. Tanto si es por curiosidad, para aumentar tu cultura general, como desde un enfoque práctico, para así poder solventar cualquier problema que tengas con ella, será interesante conocerlas.  En cerrajerosb2b vamos a explicarte fácilmente cuáles son sus partes, con el fin de que reconocerlas no represente un problema.

No es que vayamos a hacernos especialistas por conocerlas, pero lo cierto es que en un momento dado, por ejemplo, cuando haya que explicarle al cerrajero un determinado problema, será más fácil hacerlo. O, lo que es lo mismo, facilitaremos que nos pueda orientar al respecto, así como a la hora de hacernos un presupuesto.

¿Cuáles son los tipos de cerraduras?

Quedémonos con que, básicamente, hay 2 tipos de cerraduras: cerraduras embutidas y de sobreponer. Por un lado, las embutidas son una de las más usadas y, como su propio nombre indica, se instala embutida, es decir, en el interior de la puerta. Gracias a ello, solo se ve la parte de la misma que incluye la parte por la que se ha de meter la llave. Es así como la podemos abrir o cerrar cómodamente, si bien su seguridad dependerá del modelo de que se trate.

Si la cerradura queda a la vista estamos ante una cerradura sobrepuesta o, lo que es lo mismo, que no se incrusta en su interior, como ocurría con las embutidas. Por lo tanto, toda ella, desde el cerradero a la propia cerradura quedan escondidas.

También encontraremos distintos modelos en el mercado, y optar por la más segura requiere hacer una buena elección. Por último, no podemos equiparar la cerradura sobrepuesta a un cerrojo, puesto que éste se compone de un pasador y, en algunos modelos, también de una cadena.

Partes de una cerradura

Aunque no se puede asegurar que todas las cerraduras tengan las mismas partes, sí es cierto que nos será de gran utilidad conocerlas de forma general, centrándonos en las principales: frontal, resbalón, bulones y bombín, también llamado bombillo o cilindro.

El frontal

La parte que se ve en el canto de la puerta es el frontal. En concreto, podremos ver una serie de tornillos encargados de que el bombín quede sujeto, e igualmente hace esta función fijando la cerradura a la puerta.

El resbalón

Si pensamos en cualquier cerradura o sencillamente observamos una, veremos que hay una pieza que se introduce en la cerradura cuando bajamos el manillar de la misma o, por ejemplo, al introducir la llave con el fin de que el cilindro gire. Pues bien, esa pieza ubicada en el frontal, que se retrae cuando la accionamos es el resbalón. En definitiva, gracias a su forma y al mecanismo que accionamos es posible abrir la puerta.

Los bulones o paletón

Los bulones o paletón son una serie de piezas que se encuentran en el interior de la caja, retrayéndose para que la cerradura abra cuando introducimos las llaves y las giramos para abrir la puerta. Si, por contra, la idea es cerrar la puerta, al hacerlo estaremos haciendo que los bulones salgan, con lo que la puerta estará cerrada hasta que la llave vuelva a abrirla.

El bombín, bombillo o cilindro

El bombín, una de las piezas esenciales de la cerradura al permitir abrir y cerrar sin esfuerzo, es aquella por la que se introduce la llave para accionar el mecanismo. Encontramos variedades como el europerfil, los redondos o los ovalados. Se trata de una pieza independiente, en el sentido de que de averiarse es posible cambiarla conservando el resto de la cerradura.

El pomo o manilla

Como es bien sabido, el pomo o manilla de la puerta se utiliza para abrir la puerta, bien mediante pulsación o acción mecánica, subiéndolo o bajándolo. Al margen de la cerradura de que se trate, esta pieza no puede faltar.

El cerradero

El cerradero es una placa de hierro que se encuentra junto al resbalón y está sujeta a la cerradura. De nuevo, otro concepto importante que conviene tener presente a la hora de entender de qué partes se compone una cerradura.

La bocallave

Esta pieza se coloca en las cerraduras sin bombín. Podemos definirla como accesorio u ojo por donde se introduce la llave para abrir puertas cuando éstas carecen de bombines.

Tipos de llaves

Según la llave que tenga una u otra cerradura estaremos ante uno u otro tipo de llave. Es así de sencillo, puesto que será la cerradura la que mande en este sentido. Veamos algunas de las que se encuentran en el mercado:

Las llaves tradicionales

Las llaves clásicas o tradicionales están ya en desuso. Como hemos apuntado, las llaves dependen de la cerradura de que se trate, con lo que corresponden a cerraduras muy antiguas. Estamos hablando tanto de cerraduras como de llaves grandes, por poner un ejemplo, de aquellas que se usaban en casas antiguas, mansiones o en castillos.

Las llaves de serreta

Las llaves de sierra son, como probablemente estés pensando, las llaves habituales. De hecho, son las llaves que más se utilizan. En efecto, son las típicas llaves con su borde dentado, y cada cerradura tiene una llave diferente.

Las llaves cruciformes

Cuando las llaves cuentan con una espiga cilíndrica en el centro y son bastante más largas que las de serreta, estamos ante unas llaves cruciformes. Se caracterizan por todo ello, pudiendo variar en cuanto a número de dientes o en disponer de una estructura en forma de cruz.

Las llaves de seguridad

Si tenemos una puerta blindada, probablemente nuestra llave también sea una llave de seguridad. A la hora de distinguirlas observemos que tenga hendiduras y bordes rectos.

La llave de pompa y de paleta

Las llaves de pompa tienen dientes en las dos partes de la llave, uno a cada lado, mientras las de paleta o paletón tienen una espiga cilíndrica en el centro de la llave y un diente en un lateral se usan en las cerraduras de borjas o gorjas, típicas de las puertas acorazadas.

Por otro lado, la llave electrónica está cobrando un importante auge, y se espera que vaya aumentando su popularidad, pero por lo pronto no es así. Habremos de estar atentos además a otras posibles novedades.

Por qué colocar rejas extensibles

Si nos preguntamos por qué colocar rejas extensibles, muy probablemente la seguridad de nuestra casa o negocio esté en peligro. De hecho, se trata de un asunto muy importante, con lo que barajar las distintas posibilidades nos hace valorar también este tipo de rejas.

En concreto, las rejas extensibles son muy útiles, tanto para mejorar la seguridad de las viviendas como de los negocios. Sin embargo, en el mercado encontraremos mucha oferta, con lo que hay que saber valorar qué modelo, diseño, tamaño y calidades nos conviene. En este artículo vamos a intentar ayudarte para que la compra sea idónea.

Las ventajas de las rejas extensibles

El hecho de poderse poner y quitar es, probablemente, la principal ventaja de este tipo de rejas. Frente a las fijas, las rejas extensibles se pueden extender para impedir el paso y también al contrario, quitar para que pueda pasarse.

Con ello conseguimos, por un lado, la seguridad que ofrece una reja colocada, y al quitarlas, disfrutar de no tener esa sensación de enrejado que a la larga resulta molesta. Un doble uso muy interesante.

Son rejas fáciles de instalar. Eso no significa que pueda instalarlas cualquiera, sin embargo. Solo significa que cuando llames a un instalador profesional, algo recomendado para que todo encaje a la perfección, será una cuestión de horas.

Es decir, en un mismo día podremos disfrutar de las rejas instaladas. Igualmente, podemos instalarlas nosotros, pero solo en teoría, porque lo aconsejado es no hacerlo. La seguridad que se logra con una buena instalación bien merece la pena la pequeña inversión. Sin duda, no vale la pena arriesgarse a una instalación defectuosa.

Otra de sus ventajas es que pueden instalarse tanto en interiores como en exteriores. De hecho, si nos fijamos veremos cómo es una opción muy demandada.  La razón es bien sencilla: mientras el negocio está abierto, los clientes tienen acceso fácil, y cuando se cierra, las rejas lo protegen de los ladrones. Por último, destacaremos que tienen un funcionamiento muy silencioso, siempre y cuando estén bien mantenidas.

Cómo instalar rejas extensibles

Como hemos apuntado, las rejas extensibles son muy seguras, ya que cuentan con materiales resistentes, por lo que romperlas es realmente complicado.

Si además nos las han fabricado a la medida, la seguridad se incrementa. Por lo tanto, son rejas que ofrecen muchas ventajas, pero hemos de tener en cuenta algunos factores para que tanto la elección de las mismas como su instalación sea la correcta. Solo así, haciendo una buena elección y no escatimando en calidad, podremos disfrutar de una seguridad y de unas prestaciones máximas.

¿Cuál es la seguridad de las rejas extensibles?

Si dijéramos que son unas rejas seguras al 100% no sería cierto. Como ocurre hasta con las cerraduras o las puertas más seguras en el mercado, tampoco las rejas son completamente infalibles. Eso sí, podemos afirmar que son muy seguras, aunque eso no siempre significa ausencia de robos.

No en vano, los ladrones cada vez saben más cosas, y se van curtiendo en mil batallas conforma va mejorando la seguridad. Es decir, son más profesionales que antes pero también ahora lo tienen más difícil. En el caso de estas rejas, solo usando herramientas muy potentes puden romperlas. Al igual, hemos de tener bien claro que no será lo mismo un modelo que otro y que cuanto más fuerte sea el que elegimos más fácil será estar protegidos.

¿Cómo abrir una reja extensible?

También es importante la comodidad de uso y, en este caso, las rejas son muy fáciles de abrir. Solo hemos de introducir la llave en la cerradura y girarla, sin más complicaciones. Tras abrirla, moveremos las rejas hacia los lados y dejaremos hueco para que los clientes puedan acceder al negocio.

Lógicamente, para cerrar haremos lo contrario, daremos los pasos a la inversa, y listo. Tengamos en cuenta que hemos de cerrar las rejas primero y, más tarde, cerrar la cerradura con llave. De este modo, la tendremos bien cerrada, y cuando más calidad tenga la misma más difícil será de abrir.